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Grados de escalada: cuestión de actitud

Cuando se habla de ética y estilos de escalada, en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte la corona se la lleva la modalidad clásica. A los británicos les encanta un arnés repleto de fisureros, camalots, cintas y cuanto artefacto exista para proteger caídas. La escalada aquí puede ser tanto técnica como increíblemente aterradora, en una cruel combinación que requiere sustancial preparación mental y física. Por eso los grados de escalada en el Reino Unido se componen de dos partes: un grado adjetivo y un grado técnico. Muchos locales en esta isla no escalan por el hecho de conquistar un grado en particular, sino que los usan como referencia para decidir el orden de sus aventuras.

Parte del encanto de escalar en estos países es compartir una cerveza con el compañero de cordada, luego de culminar un arduo día de épicas aventuras en la roca. Cuando un escalador se encuentra atado al extremo de la cuerda, colocando sus propias protecciones y confiando en su habilidad y destreza (eufemismo para referirse a los cojones que se necesitan), la relación que existe con el compañero de cordada debe ser muy clara y honesta. En muchos casos, cuando los grados suben en la escala, una caída de la pared puede significar una lesión seria o la muerte. El que asegura debe estar siempre listo y presente, haciendo lo necesario para intentar salvar la vida del colega. Esta sólida conexión entre compañeros de escalada sea quizás similar a la que existe entre alpinistas y escaladores de gran pared.

¿De dónde salen los grados británicos que resultan tan complicados de entender? Para quien nunca ha escalado en estas rocas, puede resultar confuso diferenciar un HVS 5a de un E1 5a. Para descifrar el código, vale la pena hacer algunas referencias históricas antes de intentar explicar lo que significan.

Documentos de los ascensos en acantilados y precipicios británicos se remontan a la época victoriana del siglo XIX. Las clases medias de esa época, para justificar la fútil actividad de subirse a paredes de roca, se decían que la escalada debía cumplir propósitos científicos. Para describir sus ascensos y dar una referencia de cuán complicados fueron sus esfuerzos, le otorgaron adjetivos a la roca.

A las paredes que requerían cierta habilidad para subirlas, pero que de seguro no le harían perder la dignidad a las damas que se aventuraban en botas y faldones, las llamaron Moderate (Moderadas o Mod). Vías un poco más complejas las llamaron Difficult (Difíciles o Diff). No muy lejos están las Very Difficult (Muy difíciles o VDiff). Cuando ya es necesario tener un poco más de respeto por la vía y las complicaciones técnicas se hacen presentes, encontramos el grado Severe (Severo o S). Las protecciones hechas con tuercas, clavos o cintas atadas a placas de roca o alrededor de árboles, son también consideradas en la graduación de las vías. Mientras mejores sean las protecciones que se encuentran en la pared, menor será el grado adjetivo.

Video escalada Grit Flick

Después de la segunda guerra mundial, gente como Joe Brown, Don Whillans (conocido como “El Villano”) y el resto del club Rock & Ice, no sólo desarrollaron los equipos necesarios para completar sus vías (Whillans es en parte responsable por el diseño de los arneses que hoy en día nos colocamos a la cintura), sino que también se dieron a la tarea de abrir las más impresionantes líneas, todavía vigentes hoy en día. Estos verdaderos pioneros de la escalada, provenientes de las clases trabajadoras, empujaron el status quo y dispararon los grados de dificultad. Muy pronto los estándares subieron del Hard Severe (Duro Severo) y Very Severe (Muy Severo) a los Hard Very Severe (Duro Muy Severo) y los Extreme (Extremos) para describir las líneas que les hacían llevar el corazón en la boca.

Una vez alcanzado el Extremo, se dejaron de inventar complicados adjetivos y recurrieron a añadirle un número que incrementa con cada nivel de dificultad. Hoy en día, contamos con grados Extremos (E) que van del 1 al 11 (en debate actualmente).

Evidentemente, el elemento técnico debe también ser incluido como referencia para las vías, ya que resulta imperativo emplear todo un arsenal de movimientos específicos para completarlas. En líneas generales, puede decirse que el grado técnico en Gran Bretaña va un número por debajo del francés. Así, un 4a (GB) equivale más o menos a un 5a (F). Actualmente el grado técnico más alto en la clasificación británica es el 7b, lo que cubre más o menos los grados más altos (9a, 9a+ y 9b) en la escala francesa. Sin duda esto complica el negocio para quien no está acostumbrado a la escalada clásica. ¿Puede un individuo capaz de hacer a vista 8c en deportiva subirse a las paredes más duras en el Reino Unido? Una respuesta sería que depende de cuán preparado se encuentre el escalador para completar vías psicológicas, con protección paupérrima o inexistente. Por supuesto, para tener la experiencia completa y repetir el estilo de muchos de los primeros ascensos, habría que hacerlas sin colchonetas, y en muchos casos, sin práctica previa en piñata. Puedes apreciar el debate mental que vivió Lucy Creamer cuando escaló Slab and Crack (E7 6c) en Curbar, haciendo click aquí.

Johnny Dawes, legendario escalador clásico con una comprensiva lista de primeros ascensos en Inglaterra y Gales, nos comentó en una oportunidad que: “el piso se ve igual desde un E4 que desde un E9. De hecho, el suelo es el mismo y lo golpeas de igual manera en cualquiera de los dos casos”. Una de las vías más emblemáticas de Johnny Dawes es, sin duda, Indian Face (E9 6C) en Clogwyn Du’r Arddu, Gales (para leer la narración de este ascenso, en inglés, puedes hacer click aquí). Un error en la forma de colocar los pies o una palpitación chimba en el corazón y la muerte es segura. Hasta el día de hoy, más de 20 años después del primer ascenso, Indian Face ha recibido sólo un puñado de repeticiones, siempre por escaladores que gustan de la aventura y los retos mentales de alto nivel. El plan de Johnny, en caso de caer durante los pasos clave en Indian Face, era correr hacia abajo por la pared y apuntarle a un pedazo con grama, sin piedras, al pie de vía. No es que en su mente podía caber la posibilidad de caerse durante el encadene, pero algunos sabios dirían que hombre prevenido, vale por dos.

No se puede negar que las condiciones climáticas en Gran Bretaña no siempre son las más adecuadas para apretar duro en la roca. Definitivamente, la ventana de oportunidades que tenemos para escalar aquí, en comparación con el resto del continente Europeo o los países del trópico, es mucho más reducida. Pero incluso bajo la lluvia pertinaz o bajo un manto de nieve, cuando el frío pega duro en los huesos y los demás mortales se encuentran en el pub bebiendo cerveza, algunos primates se baten a muerte con la roca. Esta determinación ha llevado a muchos escaladores provenientes del Reino Unido a triunfar en otras latitudes, tanto en la escalada deportiva, como en el bloque, el hielo y las paredes alpinas.

Recientemente, la tendencia ha sido la de trabajar las rutas en top rope (piñata) hasta sintonizar el cuerpo con los pasos crux, incluso a veces pre-colocando las protecciones claves que resultarían imposibles de precisar cuando se va de primero. Esta modalidad, conocida como headpointing, es discutida profundamente por la policía ética de la Gran Bretaña. Gaz Parry (Entrevista a Gaz Parry) dice que “el juego del headpointing es simplemente eso, un juego. No puedes bajar la vía a tu nivel”. Gaz se refiere a que igual hay que subirse a la vía, igual hay que escalarla desde abajo hasta arriba. Lo importante es mantenerse honestos con el estilo que se emplea y vivir la aventura de la manera que mejor nos parezca. El que mejor escala, advierten algunos autores, es el que más se divierte en la roca.

Johnny Dawes, un poco mayor y con unos cuantos kilos en la cintura, intenta el primer ascenso de The Bolton Wanderer E6 6b en Gales, a vista y sin previa práctica.

Video escalada Johnny Dawes en The Bolton Wanderer E6 6b en Gales

Una de las mejores tablas comparativas es producida por RockFax y la puedes encontrar haciendo click aquí.

About the author:

Juan Carlos Avendano – Corresponsal Reino Unido Sus primeros pegues en la roca los dio en la popular escuela de La Guairita en Caracas. Después de casi cinco años alejado de la roca (debido a las fiestas, los estudios, el trabajo... y otras comunes distracciones de un joven caraqueño), Juan volvió a escalar a tiempo completo una vez residenciado en Inglaterra. Desde entonces, se ha dedicado a explorar los sectores más populares de la isla Británica y del continente Europeo, fascinado por la calidad y el alto perfil de la escalada en el viejo continente. Juan es instructor y coach en el Castle Climbing Centre en Londres, donde también entrena y planea sus múltiples viajes alrededor del continente Europeo. Aunque prefiere la escalada clásica por la aventura y el terror que le producen, Juan ha superado los séptimos grados en la escalada deportiva y en el bloque. Sus lugares favoritos de escalada incluyen las enormes paredes de Terradets en Cataluña, los diversos sectores alrededor de Cala Gonone en Cerdeña, Curbar y Froggatt en Inglaterra y, por supuesto, La Guairita en Caracas. Como periodista, Juan ha escrito para la radio en Venezuela y para importantes publicaciones impresas y en línea desde 1997. También tiene un máster en Comunicación y Medios de la London School of Economics (LSE) y le gusta el diario cotorreo.

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